Si el mar fuera desierto
y sus dunas ondulantes
las curvas infinitas de tu cuerpo,
¡venga Dios y me desvíe!
¡Sea yo sin mar marinero
y naufrague eternamente
en tu océano de fuego!
Seré yo ermitaño impío,
pintor en vida de mi sueño
que no es ni será otro
que el de vivir por mi dueño:
por ti, arena ardiente
y único motor de mi deseo.
edu, promotor de mi desvelo
ResponderEliminarpor ti escrbí estas palabras:
revelo hoy por ti mi duelo
encontrando jamás el velo
que me de satisfacción pal pelo:
y por ello de tu cara el terciopelo
arrancaré como una de mis labras
que te dejarán desnudo y por el suelo.