¿Qué se siente cuando sabes,
con tu título en la mano,
que no enseñas sino aprendes
del desatento alumnado?
Tus palabras son berridos
no entendidos por humanos;
nada dices que se acerque
al interés del ilustrado.
Calla, calla tu ignorancia;
el silencio es un regalo
cuando tu voz es emisora
de la más absurda radio.
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