martes, 17 de febrero de 2015

Cur, ergo?

Desperté del sueño y allí estabas
con el lienzo acuarelado de tu rostro
y la sangre coagulada de tus labios;
con los soles de tus ojos eclipsados,
susurrando en silencio un agrio 'cómo.'

'¿Cómo? ¿Qué? ¿Cuándo? Cur, ergo?'
Formulé más mudo que tu cuerpo.

'Esto, ahora, que suceda de este modo,'
respondime sin que tú dijeras nada.

Y supe así, dulce amada desalmada,
que aun siendo tú mi aire, me ahogo;
que aun siendo tú mi vida, vivo muerto;
que aun siendo tú verdad, en nada creo,
y que a tu lado estando, estoy más solo.

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