miércoles, 4 de marzo de 2015

Refranes...




Una vez oí aquello que dicen los ignorantes,
eso de que los refranes son forma de esconderse
de la posible falta de expresión con palabras
sin caer en tradicionales dichos que, a veces,
aquel maestro repudiaba.



Y yo quedé perplejo al haber comprobado
que realmente esas palabras del pasado
tan solo decían verdades y que nunca jamás
se equivocaban.



Pero aún más a mi favor fue cuando
me crucé, estudiando, con una intrépida docta
tratada de “garrula” por su procedencia autóctona,
de la apartada Andalucía.



Ella en sus clases relucía y hacía ostentación
de conocer, a parte de historia, dicciones sabias,
por ser contraria a lo melifluo y pusilánime
de aquellas flojas y desnutridas labias.



Cuando hablaba de guerras lo hacía
evocando al gran animal con trompa
arrasando una cristalería.



Cuando hablaba de la España muerta,
la hacía isla que salía a flote, con el capote
de un mar de mierda.
Y si decía políticos faltos de arte,
los hacía como Adán buscando madre
recitando poseído:



¿Mamá, donde estarás para curar el dolor
que me causa esta china sin amor
que se ha clavado en mi destino
y no quiere salir del zapato
que me pongo en honra de Padre
por el día que descansó agotado
tras crear tal jardín parisino?



Y esos políticos perdidos,
oyeron una voz potente y canija en lo alto
sonando grave tono de repente:
Jamás mates tal requeté tradicional
metido en guerra con tu pie
voluntariamente,
porque bien sabes hijo:

Si vas contra corriente,
serás honrado y serás valiente,
pero te pisarán como una serpiente.




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